jueves, 24 de diciembre de 2015

Sin Pi-edad

Sin piedad. Así se trata a la gente según va cumpliendo años. ¿Por qué?.
Para alguien de veinte años, alguien de quince es un crío o una cría.
Para alguien de treinta, alguien de veinte es un yogurín.
Para alguien de cuarenta o cincuenta, un/a de treinta es un bombón,
pero para alguien de treinta, un/a de cincuenta es un pureta.
Y así podríamos seguir indefinidamente.

Etiquetas sociales, pertenencia a un grupo, demarcación, límites, fronteras, separaciones, disociaciones, exclusión, humillación, menosprecio, juicio de valor, homogeneización, crítica, culpabilidad, minusvalorar, encasillar, apagar.
Todas estas y muchas otras palabras me vienen a la cabeza cuando percibo cómo tratan otrxs mi edad, la cantidad de años vividos.
Y me produce, fundamentalmente, pena. Pena, porque todas esas personas que me desechan para determinadas actividades o funciones o actitudes, se pierden conocerme. También lo lamento porque no me dan la oportunidad de conocerlas a ellas. ¡Por un número!

Para mi, la edad no existe. Es un invento más, como el día de San Valentín, o el Día del Padre o la Madre. La edad no existe porque no es. Porque, claro, la edad viene de la mano con adjetivos de todo tipo, a saber: joven, niño, viejo, mayor, pureta, yogurín, madura, dinosaurio, carcamal, abuela, además de los típicos cuarentón/a, cincuentón/a... .

En el mundo agrícola parece que está aceptado como joven hasta los cuarenta.
En cambio, para un "joven" universitario, alguien haciendo la carrera con cuarenta y pico sería, cuando menos, un puretilla.

Además, cada una de nosotras tiene una percepción distinta acerca de lo que considera joven o vieja respecto de otra persona. Nuestros intereses son variablemente distintos.

Entonces, ¿por qué esa obsesión por los años...?

No es ninguna nec-edad la notori-edad que está adquiriendo este tema. En esta soci-edad de precari-edad donde prima la propi-edad privada, donde todo es nov-edad. Donde la enferm-edad se cura según la antigü-edad, donde se premia la sol-edad por obligatori-edad, esta suci-edad donde la vari-edad es una nimi-edad, esta saci-edad donde la fals-edad no produce ninguna contrari-edad...,
...esta sociedad Sin Pi-edad,,,

sábado, 19 de diciembre de 2015

RAP.................A Polvos

No estoy bromeando
pero lo haré rapeando.
Alimentación y soberanía
no es ninguna utopía,
y para demostrarlo
vamos primero a explicarlo:
en la agricultura convencional
siempre nos pasa igual,
que ensuciamos la tierra
con un montón de mierda,
pero no de animales,
sino de químicos fatales.
Intentando matar al bicho,
¡que no es así, que ya te lo he dicho!.
A la tierra, amor y cuidado
y todo lo demás vendrá dado.
Que se trata de eso,
de que no te la den con queso.

Y, ¿quién convence a la gente
para pensar diferente?.
Hay que llamar al sindicato
que nos sale más barato,
y que hable con el gobierno,
a ver si lo pone tierno
y dejan de legislar
para el gran capital.
¡Queremos intercambio de semilla!,
es una cosa bien sencilla.
Y comer lo que producimos,
pero eso..., ya se lo dijimos.
Y lo mismo con los pastores
y con los pescadores;
¡artesanas, artesanos,
me los quitan de las manos!.

Hay que atacar el problema de raíz
y dejar de mirarse la nariz.
Desde las instituciones
hay que cambiar direcciones
y mirar otros modelos
que no están tan lejos:
"la agricultura familiar",
no estaba del todo mal,
sólo que ama estaba en la cocina
y aita en la tasca vecina,
después de currar a saco,
y ama en casa por si acaso.
También ha currado lo suyo
y el día entero, ¡capullo!.
Hay que cambiar estructuras
desde unas mentes maduras,
dignificando personas,
gordas, flacas, remolonas,
compartiendo, conciliando,
repartiendo, disfrutando.

¡Comer lo que producimos!.
Una y otra vez lo repetimos,
porque necesito saber lo que como
y, lo tomo o no lo tomo;
y conocer de año en año
qué es lo que no me hace daño,
sin engaño,
sin acatar lo que dice el rebaño.

Y, para que la pena merezca,
que crezca lo que crezca,
lo que de la tierra salga,
valga o no valga,
que para que esto sea sostenible
hay que dejar el monte libre
y, ¡a ver lo que crece!,
pero no lo vendas a trece.
Compra barato, vende caro.
No voy a pasar por el aro;
sólo quiero un precio justo
y quedarme tan a gusto.
Compro, compro, vendo, vendo,
y fiel a mis principios me mantengo.
Y mucho mejor entre varios,
sin grandes gastos bancarios,
que entre baserris nos apañamos,
comida, negocios o..., sólo estamos.
O vendemos a los urbanitas
repletas de verdura cestitas.

Y una cosa te digo, ¡escucha,
no abandones la lucha!,
que la pelea campesina
es la mejor medicina
para la soberanía alimentaria
y que no te tomen por paria.

¡No nos importan los cartuchos,
que somos muchas y muchos!.

Compartir conocimientos
sin tantos miramientos.
No guardarse secretos
como si fueran amuletos,
y escuchar a los abuelos
que saben mucho de suelos.

Así, si mengua la luna
no siembres cosa alguna;
si la primavera es fría,
tendrás cosecha tardía
y si hay frutas en la huerta
tendrás amigas en la puerta.

Ajo, sal y pimiento,
y todo lo demás...........CUENTO.