martes, 29 de enero de 2013

...... y viceversa

Mimos que se hacen dolor,
piropos que se transforman en agresiones,
agresiones que se recepcionan como amores,
daños que no se tienen en cuenta,
diferentes sensaciones,
distintas percepciones,
la vida de pareja tiene esas cosas,
no siempre en la misma dirección,
a veces con diferentes orientaciones,
o se vive con ello o no,
o se quiere vivir con ello o no,
la decisión es unipersonal,
pero a la vez es bipersonal,
es una decisión de uno mismo teniendo en cuenta al otro,
del otro teniéndonos en cuenta a nosotros,
y se camina o se para,
se corre o se duerme,
todo decisión.....,
pura vida.

jueves, 24 de enero de 2013

El saco con fondo


"Crisis, crisis, puta crisis", cantaba Joaquín Sabina,
y no le faltaba razón, no.
La cosa es que lo hacía hace bastantes años y,
quién nos iba a decir que se iba a poner de moda.
Pero esta crisis no es económica, ni política,
ni siquiera financiera o monetaria.
Esta es una crisis de valores, de valores de la sociedad,
que ha entrado en una caída sin fondo,
en una espiral de conformismo, de transigencia sobre determinadas situaciones,
de intransigencia respecto a otras que no deberían sufrirla,
de pasotismo,
de mirar cada uno su ombligo y no importarnos si el de al lado revienta,
siempre que no sea el nuestro.

Ahora se habla mucho de volver a lo local  frente a lo regional, nacional o mundial.
Pero todo eso no nos lo ha quitado nadie,
lo hemos dejado perder nosotros mismos y ahora,
con el agua al cuello, como suele ocurrir siempre para que nos demos cuenta de las cosas,
nos vemos en la necesidad de recuperarlo.
Buscamos la forma de producir localmente para no depender de intermediarios,
 chupópteros, correveidiles (que diría el locuaz periodista José María García),
y demás animales racionales que pululan por el cosmos,
buscamos cercanía con nuestros correligionarios,
buscamos cariño, comprensión, apego y hasta amor.
Todo eso no sale como un truco de magia, debemos despertarlo en nuestras mentes,
no es una invención, es un descubrimiento,
y nos va a requerir bastante menos esfuerzo del que pensamos,
pero debemos dar el paso,
saludar a nuestros vecinos en vez de cerrar a toda prisa el ascensor cuando vemos que viene alguien
para no tener que charlar con él,
pidamos sal al de enfrente porque mañana necesitaremos aceite,
no bajemos la cabeza ante personas supuestamente desagradables porque la vida da muchas
vueltas y mañana esa persona puede ser nuestro jefe, nuestro amigo,
no prejuzguemos a nadie porque todo el mundo es relevante y sorprendente cuando nos ofrecemos la opción de escucharle,
y sobre todo, no bajemos la cabeza ante nada,
siempre erguidos, orgullosos de nosotros mismos y de lo que nos espera ya que seremos nosotros,
y no otros, los que lo construyan.
Animo...................................................................

martes, 15 de enero de 2013

Cuenta atrás

Tres, dos, uno...,
el sol se fue...,
para volver mañana,
con nuevos bríos,
con renovada fuerza,
con un amarillo refulgente,
por eso veo con alivio que se vaya,
hasta me alegro,
pensando que su descanso,
ese reposo necesario después del trabajo de todo el día,
no es sino futuro,
un mañana alegre y distinto.
También ayuda el río,
silencioso,
espejo del cielo y resplandor del atardecer,
que, con su susurro,
adormece al sol y despierta a la luna,
la luna, eterna sustituta,
siempre presta,
como el ying y el yang,
la fuerza de uno es el sosiego del otro y viceversa,
hoy, mañana, siempre,
tres, dos, uno......, ya.

La veleta

Vaya vida la de la veleta,
siempre esperando que su amigo invisible la saque a bailar.
Cuando no, aburrida,
gruñona, solitaria,
sonriente, eso si,
útil solo para el que la observa,
y resulta que ese amigo invisible que la saca a bailar habitualmente,
es el mismo que la hace envejecer, la oxida, la amputa y la corroe.
Vaya vida la de la veleta

Hay más, mucho más

Día de lluvia.
Día desapacible. Viento, agua, inclemencias meteorológicas.
Pero hay más.
Hay gente, hay luz, hay sonrisas y, por supuesto, lágrimas.
Hay acciones, inacciones, aventuras, desventuras, alegrías, tristezas, y más, mucho más.
Solo hay que observar.
Aunque la lluvia y el viento empañen el cristal a través del que miramos el mundo,
aunque apenas nos permitan vislumbrar un poco de luz a través de ese vidrio mojado y casi opaco,
aunque no tengamos ganas de intentarlo,
aunque estemos perezosos,
saquemos un trapo del cajón, sacudámoslo,
repasemos la ventana de la cocina y observemos,
no miremos,
observemos,
y nos daremos cuenta que detrás, hay más,
mucho más.

viernes, 11 de enero de 2013

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida.....

Tu te levantas un dia cualquiera tan tranquilo o tan intranquilo como habitualmente.Das un beso de buenos días a tu pareja o hijos, o incluso a ambos (deberíamos hacer costumbre esto),  te aseas, desayunas, lees la prensa u ojeas tu buzon de entrada en el ordenador o el movil. Hasta ahí, todo normal.
Después vas a trabajar ( si tienes el santo honor de disponer de un empleo), al mediodía almuerzas, charlas con gente banal o hasta interesante al punto, vuelves a trabajar, haces los recados o practicas algo de deporte si tienes la suficiente fuerza de voluntad, regresas a tu tan ansiado hogar, descansas un poco si tienes la grandísima suerte de tener algo de tiempo para este necesario ejercicio, cenas, lees o escuchas la radio o te autoinflinges unas dosis de televisión, te lavas los dientes, te duchas, haces tus necesidades más perentorias y te acuestas esperando un nuevo día. Algunos hacen balance del día antes de dormirse e incluso he oido hablar de gentes que hacen estiramientos pre-tálamo. También los hay que hacen el amor, los que roncan (con o sin apnea), y los que padecen de insomnio. En fin, gentes varias.
Pero existe otro mundo paralelo a este al que no le prestamos demasiada atención, o no la necesaria, diría yo. Me refiero a todas esas cosas, personas, situaciones, anécdotas, etc..., que nos hacen ser como realmente somos. Me refiero a ese número de teléfono que no marcas porque no es el momento, porque ya lo harás mañana, a esa planta que puede aguantar sin agua un día más, a ese señor o señora que te ha saludado y no has reconocido, a esa luz tenue que has creído adivinar en el cielo cuando bajabas del autobús. Muchas de esas cosas solo tienen un efímero instante de gozo, algunas varios minutos y las menos numerosas, horas de ensueño y satisfacción.
No dejemos que se pierdan en la insignificancia, en el anonimato de nuestro cerebro, en un cajón demasiado pequeño para albergarlas.
Repasa tu cabeza, tu lista de teléfonos, tu vida... y recupera lo que puedas, mantenlo fresco y revitalízalo, porque existen cosas que no volverán y no podrás actualizar.
No te quedes con la sensación de que a determinada persona te hubiera gustado decirle algo antes de perderla, de que tenías demasiada prisa en llegar a casa como para pararte a disfrutar de un bello arco iris o de degustar un café que te apeteció en ese momento, no dejes que la vida te lleve como si fueras una hoja caida del árbol y empujada por el viento, toma las riendas y marca los tiempos.
Dos enfermedades graves de dos personas muy cercanas a mi me han hecho reflexionar sobre lo importante, lo banal, lo indiferente y hasta lo imprescindible. Todavía estoy en la fase de separarlas, pero, por lo menos, ya no estoy en la fase de desconocerlas.