jueves, 26 de diciembre de 2013

El solsticio de invierno

Ahora que estamos en estas fechas tan señaladas.....,
en plena época de celebraciones.......,
inmersos en una vorágine consumista.......,
ahítos de tanto comer.......,
saciados de tanto beber.....,
hastiados de tanto protocolo familiar.....,
cansados de culpas y disculpas....,
brindemos por el solsticio de invierno,
o por el equinocio de verano,
pero obviemos esta farándula de fiesta,
y a los que nos intentan manejar,
QUE LES DEN.....................

martes, 12 de noviembre de 2013

La niña de la niebla


Laura vivía en una aldea apartada del mundanal ruido. Su padre era pastor y ella se había críado entre cabras, un caballo, varias gallinas y, alrededor, una cantidad de verdor díficil de cuantificar.
Por las mañanas, se levantaba temprano un día si y otro no, para ordeñar las cabras. Luego preparaba una taza de café caliente para ella y su padre acompañada de una rebanada de pan tostado al fuego con queso, aceite y aguacate. Más tarde se aseaba un poco y tras media hora de bajada por el monte, llegaba al pueblo donde estudiaba segundo de E.S.O. Comía en el comedor del colegio y por la tarde regresaba a su casa donde le esperaban las cabras, el caballo, las gallinas y todos los árboles del mundo juntos, además de su padre, claro.
Ella y el padre se alternaban para hacer las tareas domésticas, ordeñar las cabras, etc... .
Las duchas eran casi siempre con agua fría, salvo algún sábado o domingo que, con más tiempo, calentaban unos barreños de agua en el fuego. Ese, era un día especial. El vaho que desprendía el agua caliente no tenía nada que ver con el que se formaba por efecto del frío, no.
Después de la ducha caliente, se vestían con sus mejores ropas, se sentaban en unas piedras que hacían las veces de banco y observaban. Observaban la quietud de la naturaleza, su silencio, su porte agreste, natural.
De vez en cuando, divisiban una cabra suya bastante alejada en busca de los brotes más verdes allá en las alturas. Un silbido característico solía ser suficiente para que volviera al redil.

Laura guardaba absoluto silencio acerca de lo que le venía pasando desde hacia dos semanas cuando volvía del colegio. Quince días atrás, subía a su casa por el monte con su mochila cargada de libros y, de repente, una figura de mujer emergía de entre las nubes bajas para mostrarse a ella. Era una cara nítida, como transparente, de una mujer de unos treinta y tantos años que la miraba a ella. No decía nada. Ni siquiera hacía intención de decir nada. Solo la observaba. Permanecía allí unos minutos y desparecía tal cual había aparecido. No transmitía miedo, ni desasosiego, ni nada por el estilo. Solo paz. Su mirada era paz.

El padre de Laura bajaba al pueblo una vez por semana para vender la leche que ordeñaba de las cabras, los huevos que le sobraban de las gallinas y los quesos que elaboraba con tan rica leche. Solía ser los jueves. Y, ese día, Carmelo, que así se llamaba, después de hacer sus transacciones, expandir sus redes sociales por el pueblo y tomar unos chatos de vino, pasaba a recoger a Laura para subir juntos a casa.

Un mes más tarde, uno de esos jueves, Laura y su padre volvían del pueblo tranquilamente cuando esa imagen nubosa se les apareció. No hubo nada nuevo respecto a las veces anteriores, salvo que esta vez Laura no estaba sola.
Carmelo se quedó atónito. No pronunció palabra alguna hasta llegar a la casa.
Laura no quería ni preguntar. Percibió en su padre una reacción que le asustó. Su padre conocía esa imagen, esa cara, esa persona o lo que fuese.

Ese sábado, después de la ducha caliente, preguntó a su padre por lo sucedido dos días antes.
Carmelo se tomó su tiempo. Respiró hondo, miró fijamente a los ojos de Laura y le dijo:
- hacía muchos años, demasiados años que no volvía a ver esa imagen. A mi se me estuvo apareciendo durante largo tiempo aunque la verdad, ya casi no me acordaba de sus rasgos.
- Pero, quién es?. La conoces?
- Claro que la conocía. Se llamaba Andrea y era tu hermana, tu hermana mayor.
  Tu madre se marchó poco después de lo de Andrea. No pudo superarlo.
- Pero, qué le pasó?, qué fue de ella?
- Un día bajando al colegio, se cayó en una sima y no pudimos encontrarla hasta una semana después. Demasiado tarde. Estaba deshidratada, hizo mucho calor y el lugar era tan inaccesible que, tras encontrarla, tardaron un día y medio en conseguir rescatar el cuerpo inerte. Estaba toda magullada por la caída y la expresión de su cara era exactamente esa, la que hemos visto en la subida del otro día: nada de sufrimiento, nada de fatalidad, solo paz.

Laura no sabía qué decir. Los ojos de su padre amagaban con derramar alguna lágrima.
De pronto, añadió:
- Yo pensaba que se me aparecía para protegerme. O para culparme, yo que se. Lo único que se es que yo no me sentía mal cuando la veía, todo lo contrario.
En cambio, hoy...., ha sido como una despedida, como un adiós sentido en el que me quería decir que estuviera tranquilo, que lo que le ocurrió a ella no fue culpa mia, no fue culpa de nadie. En realidad me quería decir que ella estaba ahí, después de los años, envejeciendo como nosotros, solamente para cuidar de ti, para acompañarte en tu viaje diario al colegio.
Ciertamente, te está protegiendo y tu debías saberlo. Por eso se te aparece a menudo.
Hay muchas veces que no entendemos las cosas o no queremos entenderlas porque, simplemente, no estamos preparados.
- Entonces.....
-Entonces, nada. Ella sigue aquí con nosotros y tu acabas de conocer a tu hermana protectora. Disfrútala.

Laura se levantó, cogió unas piedras medianas del suelo y comenzó a lanzarlas al aire diciendo:
. Cógelas, Andrea. Algunas llevan caritas, otras sonrisas y las demás un trozo de niebla. Júntalas y construye una montaña tan alta que nadie pueda llegar a su cima. Haz allí tu casa y espérame con una taza de café caliente y una rebanada de pan tostado con aceite, aguacate y queso.........

sábado, 26 de octubre de 2013

Finca particular

“Finca particular”, rezaba el cartel. “Se vende o alquila. Razón aquí”.
A continuación, aparecía un número de teléfono de nueve dígitos.
Sonia miró el cartel sin mucho afán y continuó camino abajo hasta su casa.
Era una vieja y destartalada mansión a pie de carretera. Pagaba una exigua renta
 por ella ya que el dueño emigró hace años y no se preocupaba de las
subidas anuales, las actualizaciones y toda esa burocracia. La vieja amistad
que existió entre ellos contribuía a estos olvidos.
El caso es que Sonia no conseguía quitarse de la cabeza ese roñoso cartel a
pesar de haber pasado por delante de él infinidad de veces. Era como si hoy
el cartel hubiera adquirido un brillo inusual aun a costa de su propio óxido.
Cocinó algo rápido, pasó por el baño y se acostó pronto.
Al día siguiente, Sonia salió de su casa y se dirigió a casa de unos amigos
que se dedicaban a elaborar cestos de mimbre y cosas por el estilo.
Llevaba consigo hogazas de pan recién hecho, unos dulces caseros de coco
y media docena de yogures artesanos. Después del rutinario saludo,
pasaron dentro de la casa y compartieron charla y café.
A pesar de estar bien entrado el invierno, la temperatura exterior rondaba
los quince grados. Ese año la nieve se estaba haciendo de rogar. La huerta
todavía lucía espléndida.
Las conversaciones giraron alrededor de la actualidad económica, las
huelgas y el hambre en el mundo. Tres cafés y dos cigarros más tarde
decidieron que era hora de dejarlo. Intercambiaron género y se despidieron.

El marido de Sonia, Ernesto, esperaba en el garaje de la casa arreglando
unas cuantas tablas que no habían envejecido bien. Por el techo del garaje
se entreveía el primer piso. Demasiado riesgo.
Cuando Sonia regresó, Ernesto ya había terminado y se estaba duchando
 con agua fría. Tenía la costumbre de ducharse siempre con agua fría,
 ya fuera verano o invierno. Sonia subió las escaleras de la casa en
dirección a la habitación. Necesitaba descalzarse.
Pronto coincidieron los dos en el salón. Sonia le contó a Ernesto lo que le
había sucedido el día anterior con el cartel de la finca de arriba. De hecho,
no podía dejar de pensar en esa finca que conocía de memoria ya que su
padre fue muy amigo del dueño y pasaban muchas tardes sentados en la
hierba viendo atardecer y tomando un trago de vino. Ella, solo unas pocas
veces. Las suficientes. Varios árboles, entre ellos algunos cipreses y un
tronco seco a la entrada se habían grabado a fuego en su mente.

Ahora, lo del cartel, era otra cosa. Desde que murió su padre ya habían
transcurrido casi diez años. El dueño de la finca falleció un año más tarde
que el padre de Sonia. Desde entonces, esa finca tenía el mismo cartel
colgado y Sonia apenas lo había leído en un par de ocasiones. Esta vez era
otra cosa, sí.
Ernesto le dijo que no se obsesionara pero, ya nada podía pararla. Quería
comprar la finca para hacerse una casita con unos sudados ahorros e
intentar tener un bebé.
Un día más tarde, Sonia descolgó el teléfono de góndola y marcó uno a uno
todos los números. Una voz aflautada desde el otro lado del hilo telefónico
le penetró el tímpano. Separó el auricular de su oreja y se dispuso a
preguntar. No hubo acuerdo.

Diez años más tarde, Sonia y Ernesto proseguían con su vida en la mansión.
Habían preparado un trozo de terreno en la parte trasera y cultivaban
lechugas, tomates y alguna que otra verdura. El mejor brote que había
salido se llamaba Candela y tenía ocho años y pico. Alguna arruga suelta en
el rostro de Sonia y un mechón de pelo cano en la cabeza de Ernesto eran
todos los vestigios del paso del tiempo. Y Candela corriendo de un lado para
otro sin parar, por supuesto.
Poco tiempo después, la finca de arriba fue expropiada por el ayuntamiento.
Necesitaban espacio para construir un cementerio más grande y más cerca
del pueblo. El fallecimiento del último dueño de la finca y la disputa legal
entre los tres hijos herederos facilitó el acuerdo. Se iniciaron los trabajos de
acondicionamiento del terreno y un año más tarde se inauguró. Viejos
huesos residentes del otro cementerio, personalidades municipales varias y
gran parte de los vecinos acudieron a tal evento.

Candela soplaba las velas de su trigésimo cuarto cumpleaños. Cuatro
amigos brindaban acompasadamente haciendo tintinear sus copas al
chocarlas en honor a la homenajeada. Silbidos y aplausos
antecedieron a las consabidas felicitaciones.
Vivía en un piso de unos sesenta metros cuadrados en frente de la plaza del
pueblo. Desde la terraza se veía el ayuntamiento, la iglesia y una gran
extensión de plantaciones hasta donde se perdía la vista. A lo lejos, el
cementerio y su querida vieja mansión.
Sin siquiera despedirse, como si de un arrebato vital se tratara, salió del
piso, cogió la bicicleta y se dirigió hacia allí. Cuando se estaba acercando,
tuvo dudas. A punto estuvo de dar la vuelta, pero finalmente alcanzó la
última curva de la carretera. Se apeó de la bicicleta y continuó andando.
Ese año la primera nevada se había adelantado y las temperaturas eran
bastante gélidas. El pasamontañas que le resguardaba la cara del frío
empezó a llenarse de escarcha. Se paró delante de la entrada del
cementerio. Una papelera, un banco nevado y el viejo tronco seco
flanqueaban la entrada.
Un sonido chirriante acompañó la apertura de la verja. Caminó unos treinta
pasos y se detuvo. Delante de ella se podían observar dos lápidas con las
siguientes inscripciones: Sonia Ruiz Luengo y Ernesto Castrillo Pulido.
Descansen en paz.
Candela se soltó un broche que llevaba en la solapa y lo depositó en medio
de las dos tumbas. En letra minúscula se podía leer: “SOÑAR ES GRATIS”.
Sonrió, dio media vuelta,  levantó la bicicleta del suelo, sacudió la nieve y
volvió al pueblo.
Ese cementerio era una finca particular, muy particular… .

lunes, 30 de septiembre de 2013

T O R C I D Í A S


Hay días y días,
como las noches,
algunos reglamentarios,
otros intrascendentes,
unos de sonrisa perenne,
y los menos, gracias que es asi,
torcidos, retorcidos.
Intento, siempre que es posible,
reciclarlos, darles la vuelta,
convertir los gruñidos en risas,
la mala onda en buen aroma,
las quejas en promesas,
y los gritos en susurros.

Un día tiene veinticuatro horas,
o eso dicen,
y van: tic, tac, tic, tac,
sonando como las teclas en un piano,
blanco sobre negro,
redonda sobre corchea,
Y, así, pasa un día,
y comienza otro, diferente,
nuevo, fresco.

Hola, nuevo día!!!!!

sábado, 14 de septiembre de 2013

Un sensor extraño

Mi madre siempre dormía con la puerta de la habitación abierta. Yo tendría unos veinte años y recuerdo que cada noche que salía de fiesta con mis amigos y amigas, al volver, tenía la costumbre de entrar en casa intentando hacer el menor ruído posible en la intención de que mi madre no se despertara y me interrogara acerca de lo que había bebido y, sobre todo, cuánta cantidad.
Las veces que se despertaba ( se desvelaba con el zumbido de una mosca, o eso decía ) y se levantaba con la excusa de ir al baño o a beber agua, yo intentaba contestarle con monosílabos si la ingesta había sido larga, y con el pretexto del cansancio, enfilar cuanto antes hacia mi habitación para evitar monsergas. Ella, claro está, no se desvelaba con el zumbido de una mosca, no. Lo que pasaba es que dormía con un ojo abierto y otro cerrado mirando el reloj constantemente y elucubrando sobre qué estaría haciendo yo a esas intempestivas horas de la noche en la calle cuando lo que debía era estar yaciendo en mi cama y descansando.
El caso es que las raras veces que mi madre no emitía sonido alguno a mi llegada, yo, como si de un macabro juego se tratara, me acercaba sigiloso hasta su cama y la observaba durmiendo, bufando algunas veces y roncando incluso las menos. En cuestión de segundos, como si sintiera mi presencia, mi aliento, mi mirada, abría un ojo lentamente y, con voz ronca, me preguntaba qué hora era, etc... .
Pues bien, esa situación, a modo de "deja vu", se me ha presentado multitud de veces a lo largo de mi vida. Por hache o por be, soy una persona que gusta de la observación del otro, de la escucha de las conversaciones de mi alrededor, pero no de un modo voyerista, sino escrutador y creativo. Cuántas veces he observado a una pareja, un personaje extraño, una situación pintoresca desde un rincón y, de repente, sin razón aparente, sin sonido alguno que propiciara esa reacción, esa pareja, ese personaje extraño, etc, han dado un giro brusco de ciento ochenta grados y han fijado su vista en mi, no en el cuadro de detrás de mi, no en un paisaje lejano que hacía las veces de fondo de pantalla a mi persona. Se han girado y me han mirado a mi, como preguntándose por qué les observaba, sin recelo, sin malicia, pero interrogantes ante mi silenciosa mirada. Quién no ha comentado alguna vez lo del ojo en la nuca?
¿No os ha pasado algo parecido a vosotr@s alguna vez?. Seguro que si.

lunes, 26 de agosto de 2013

A mi madre

Y voy cumpliendo los cuarenta y tantos y parece que fue ayer cuando estaba dando pataditas en tu panza, cuando chupaba como un poseso de tu teta, cuando llegaba a casa con una brecha en la frente y tu querías morirte. Parece difícil digerir que alguien ha puesto su vida en tus manos y te lo ha dado absolutamente todo, sin guardar nada. Resulta complicado tasar el esfuerzo de una vida entera, muchas lloreras, cantidad de lamentos en silencio "por si" te ha pasado algo malo y más de un enfado con la pareja por disparidad de opiniones en TU educación.
Todo eso y mucho más, muchísimo más no es nada. Una madre compensa en una balanza todo eso con una sonrisa en un determinado momento, un beso sin importancia, tu olor o tu cara de felicidad.
Aunque sea tarde o no lo sea, he aquí mi homenaje a ti, madre.

miércoles, 14 de agosto de 2013

Summer time

El verano es una época del año muy curiosa.
El sol, las buenas temperaturas ( salvo en el honroso caso de Euskalherria), las vacaciones,
el ocio, el asueto.
Este año no todo el mundo tiene vacaciones, no todo el mundo tiene dinero para irse de
vacaciones, no todo el mundo tiene dinero para comer, no todo el mundo tiene medios
para subsistir en el día a día, no todo el mundo.......... .
Este verano es un verano de ricos y pobres, de empresarios y proletarios, de futbolistas
de primera división y de regional, de periodistas en paro y personajillos de tres al cuarto
cobrando cifras vergonzosas por hacer de tertulianos, de raterillos y ladrones de guante blanco,
 de Marbellas y Villanuevas de la Serena, de sol y nubes, de norte y sur, de blanco y negro.
Pasará, el verano pasará, y después vendrá el otoño. Traerá hojas caídas del árbol, un
nuevo curso escolar y universitario, nuevos gastos y pocas cosas más. No traerá cambios
políticos, ni dimisiones, ni nuevos modelos económicos, ni mucho menos energías renovables,
libertad, igualdad o fraternidad.
Y el invierno, qué nos traerá el invierno?????

lunes, 15 de julio de 2013

Autismo social

Hoy toca un tema de reflexión: las relaciones sociales.

Coja Vd. un autobús, el metro, un tren o cualquier medio de transporte comunitario.
Lo que verá es a la mayoría de la gente absorta en marcar en minúsculos teclados letras y números sin parar. Verá a gente relacionándose exclusivamente con una pantalla. Si tiene suerte, puede encontrarse alguien que mire a su alrededor con unos cascos en las orejas y un cable que desaparece por debajo de la ropa. Con muchísima suerte, podría llegar a ver alguien sin ningún periférico adherido a su organismo observando el devenir de la vida. Pero eso son casos extremos, como el mío.

Qué nos ha pasado?. Es esto la globalización?. Y, qué pasa con la interacción entre iguales?.

Vascos y vascas!. Ciudadan@s del mundo!. Espabilemos que se nos pasa el arroz. Escuchemos conversaciones, miremos a los demás a la cara y sonriamos, guiñemos, seamos cómplices de lo que ocurre a nuestro alrededor, no meros emoticonos complacientes.

Los abuelos ya no son hombres y mujeres, son canguros.
Los padres ya no son padres, son dinosaurios.
Los hijos ya no son hijos, son proyectos.
Y, la vida, ya no es la vida, es un recorrido incómodo.

Todos a los pueblos, esos de los que emigraron nuestros padres, a escuchar pajaritos, a oir el viento, a oler la hierba, a beber leche y descubrir a qué sabe una vaca, a bañarnos en el río que riega nuestros futuros alimentos, a ver atardecer........................ .

domingo, 30 de junio de 2013

C A O S


Carteras sin finanzas,
familias sin techo,
niños sin presente,
guerras desfasadas,
violencia gratuita,
seres vivos en peligro de extinción,
cielos y mares contaminados,
desinformación cotidiana,
humo, humo, humo.

lunes, 17 de junio de 2013

La Luna lunera


Pues resulta que estaba yo disfrutando de un apacible día de playa en unos de esos pocos en los que el señor Lorenzo se digna visitarnos y, debido a las tórridas temperaturas y a unas pieles poco acostumbradas a estos avatares, que con la vana intención de refrescarme un poco, me dirigí a la orilla. Una vez allí, me senté cerca de unas piedras y me dispuse a observar las olas -"vaya novedad"-. Realmente era un apacible día de playa, pero no completo. Una banderola ondeaba al viento mostrando su enfado con golpes bruscos de rojo bermellón. Nada de bañarse, buff. 
Y, siguiendo con lo que estaba contando, pues pasa que el espumoso ir y venir de metros cúbicos de agua salada era un verdadero espectáculo. Crestas de diferentes alturas alentadas por el viento mostrando caras, siluetas, letras, dibujos o lo que cada uno quiera ver en ellas. El mar y el fuego atontan, ya se sabe.
Pues bien, en esas estaba yo, cuando me planteo el porqué de algunas cosas. Por qué existen las mareas?. Si, ya se, que si la atracción de la luna, que si el sistema de rotación o traslación, que ya no me acuerdo bien, que si esto, que si lo otro... .
Es el típico dogma que nos largan de pequeños y que aceptamos sin más vacilación. Incluso nos permitimos, ya de adultos, aleccionar a alguien o resolver dudas al respecto.
Cierto es que existe una explicación científica sobre distancias, atracciones, velocidades y, supongo que, sobre seducciones y amores también. En fin, mi primera pregunta me fue arrastrando hacia otras. 
También nos creemos que el hombre ha descubierto primero, y conquistado después la Luna?
Y, por qué no han vuelto? Cuarenta y cinco años después, por qué no han vuelto?
Qué tiene la Luna? Qué esconde? 
Con sus múltiples formas: cuarto menguante, luna-hamaca de un niño, luna nueva, llena luna....,la luna es para mi un enigma. Pero es más. Es deseo, es alegría, es calma y sosiego, es cargar pilas, positivo con negativo, anión con catión... .
Muestra caras, enseña formas, sustituye al sol, ilumina y domina la noche.
Lo más maravilloso de la Luna no es lo que muestra, sino lo que esconde...................................

lunes, 10 de junio de 2013

Enhoramala

Aburrimiento, desidia, apatía, I-N-D-I-G-N-A-C-I-O-N,
cuántas palabras se están poniendo de moda!,
desaceleración, senda de crecimiento, reforma,
la tan manida prima de riesgo,
reestructuración bancaria, de las pensiones,
inversión en talento en el extranjero,
mejora de la calidad educativa,
aprovechamiento funcional de la sanidad......,
a la mierda,
yo también se muchas palabras,
diversión, actividad, interés,
crisis, decrecimiento,
atraco a mano armada, robo, expoliación,
fuga de talentos,
evangelización, españolización,
servilismo, explotación,
desinversión,
pero resulta que también se otras muchas,
colaboración, amistad, compañerismo,
ayuda, solidaridad, amor,
confraternización, compartir,
estudiar, sanar, enseñar, corregir,
reconocer, cambiar,
evolucionar...........,
de verdad quieren que siga??????,
tengo más.......

miércoles, 13 de febrero de 2013

caminante no hay camino........


Del negro al gris,
del gris al blanco,
o mejor, del negro al blanco,
del túnel a un espacio abierto,
a campo, a flores, a luz, a vida,
cuántos caminos por recorrer,
compañeros aparte, cuánto trayecto,
aparte de los compañeros, cuánto trayecto,
hacer, caminar, ejercer, disfrutar,
hacer, hacer, hacer.
No dejemos de hacer,
porque si dejamos de hacer,
qué hay?,
oscuridad, opacidad, intrascendencia,
del negro al blanco,
o como sea,
pero, hacer, hacer y hacer

martes, 29 de enero de 2013

...... y viceversa

Mimos que se hacen dolor,
piropos que se transforman en agresiones,
agresiones que se recepcionan como amores,
daños que no se tienen en cuenta,
diferentes sensaciones,
distintas percepciones,
la vida de pareja tiene esas cosas,
no siempre en la misma dirección,
a veces con diferentes orientaciones,
o se vive con ello o no,
o se quiere vivir con ello o no,
la decisión es unipersonal,
pero a la vez es bipersonal,
es una decisión de uno mismo teniendo en cuenta al otro,
del otro teniéndonos en cuenta a nosotros,
y se camina o se para,
se corre o se duerme,
todo decisión.....,
pura vida.

jueves, 24 de enero de 2013

El saco con fondo


"Crisis, crisis, puta crisis", cantaba Joaquín Sabina,
y no le faltaba razón, no.
La cosa es que lo hacía hace bastantes años y,
quién nos iba a decir que se iba a poner de moda.
Pero esta crisis no es económica, ni política,
ni siquiera financiera o monetaria.
Esta es una crisis de valores, de valores de la sociedad,
que ha entrado en una caída sin fondo,
en una espiral de conformismo, de transigencia sobre determinadas situaciones,
de intransigencia respecto a otras que no deberían sufrirla,
de pasotismo,
de mirar cada uno su ombligo y no importarnos si el de al lado revienta,
siempre que no sea el nuestro.

Ahora se habla mucho de volver a lo local  frente a lo regional, nacional o mundial.
Pero todo eso no nos lo ha quitado nadie,
lo hemos dejado perder nosotros mismos y ahora,
con el agua al cuello, como suele ocurrir siempre para que nos demos cuenta de las cosas,
nos vemos en la necesidad de recuperarlo.
Buscamos la forma de producir localmente para no depender de intermediarios,
 chupópteros, correveidiles (que diría el locuaz periodista José María García),
y demás animales racionales que pululan por el cosmos,
buscamos cercanía con nuestros correligionarios,
buscamos cariño, comprensión, apego y hasta amor.
Todo eso no sale como un truco de magia, debemos despertarlo en nuestras mentes,
no es una invención, es un descubrimiento,
y nos va a requerir bastante menos esfuerzo del que pensamos,
pero debemos dar el paso,
saludar a nuestros vecinos en vez de cerrar a toda prisa el ascensor cuando vemos que viene alguien
para no tener que charlar con él,
pidamos sal al de enfrente porque mañana necesitaremos aceite,
no bajemos la cabeza ante personas supuestamente desagradables porque la vida da muchas
vueltas y mañana esa persona puede ser nuestro jefe, nuestro amigo,
no prejuzguemos a nadie porque todo el mundo es relevante y sorprendente cuando nos ofrecemos la opción de escucharle,
y sobre todo, no bajemos la cabeza ante nada,
siempre erguidos, orgullosos de nosotros mismos y de lo que nos espera ya que seremos nosotros,
y no otros, los que lo construyan.
Animo...................................................................

martes, 15 de enero de 2013

Cuenta atrás

Tres, dos, uno...,
el sol se fue...,
para volver mañana,
con nuevos bríos,
con renovada fuerza,
con un amarillo refulgente,
por eso veo con alivio que se vaya,
hasta me alegro,
pensando que su descanso,
ese reposo necesario después del trabajo de todo el día,
no es sino futuro,
un mañana alegre y distinto.
También ayuda el río,
silencioso,
espejo del cielo y resplandor del atardecer,
que, con su susurro,
adormece al sol y despierta a la luna,
la luna, eterna sustituta,
siempre presta,
como el ying y el yang,
la fuerza de uno es el sosiego del otro y viceversa,
hoy, mañana, siempre,
tres, dos, uno......, ya.

La veleta

Vaya vida la de la veleta,
siempre esperando que su amigo invisible la saque a bailar.
Cuando no, aburrida,
gruñona, solitaria,
sonriente, eso si,
útil solo para el que la observa,
y resulta que ese amigo invisible que la saca a bailar habitualmente,
es el mismo que la hace envejecer, la oxida, la amputa y la corroe.
Vaya vida la de la veleta

Hay más, mucho más

Día de lluvia.
Día desapacible. Viento, agua, inclemencias meteorológicas.
Pero hay más.
Hay gente, hay luz, hay sonrisas y, por supuesto, lágrimas.
Hay acciones, inacciones, aventuras, desventuras, alegrías, tristezas, y más, mucho más.
Solo hay que observar.
Aunque la lluvia y el viento empañen el cristal a través del que miramos el mundo,
aunque apenas nos permitan vislumbrar un poco de luz a través de ese vidrio mojado y casi opaco,
aunque no tengamos ganas de intentarlo,
aunque estemos perezosos,
saquemos un trapo del cajón, sacudámoslo,
repasemos la ventana de la cocina y observemos,
no miremos,
observemos,
y nos daremos cuenta que detrás, hay más,
mucho más.

viernes, 11 de enero de 2013

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida.....

Tu te levantas un dia cualquiera tan tranquilo o tan intranquilo como habitualmente.Das un beso de buenos días a tu pareja o hijos, o incluso a ambos (deberíamos hacer costumbre esto),  te aseas, desayunas, lees la prensa u ojeas tu buzon de entrada en el ordenador o el movil. Hasta ahí, todo normal.
Después vas a trabajar ( si tienes el santo honor de disponer de un empleo), al mediodía almuerzas, charlas con gente banal o hasta interesante al punto, vuelves a trabajar, haces los recados o practicas algo de deporte si tienes la suficiente fuerza de voluntad, regresas a tu tan ansiado hogar, descansas un poco si tienes la grandísima suerte de tener algo de tiempo para este necesario ejercicio, cenas, lees o escuchas la radio o te autoinflinges unas dosis de televisión, te lavas los dientes, te duchas, haces tus necesidades más perentorias y te acuestas esperando un nuevo día. Algunos hacen balance del día antes de dormirse e incluso he oido hablar de gentes que hacen estiramientos pre-tálamo. También los hay que hacen el amor, los que roncan (con o sin apnea), y los que padecen de insomnio. En fin, gentes varias.
Pero existe otro mundo paralelo a este al que no le prestamos demasiada atención, o no la necesaria, diría yo. Me refiero a todas esas cosas, personas, situaciones, anécdotas, etc..., que nos hacen ser como realmente somos. Me refiero a ese número de teléfono que no marcas porque no es el momento, porque ya lo harás mañana, a esa planta que puede aguantar sin agua un día más, a ese señor o señora que te ha saludado y no has reconocido, a esa luz tenue que has creído adivinar en el cielo cuando bajabas del autobús. Muchas de esas cosas solo tienen un efímero instante de gozo, algunas varios minutos y las menos numerosas, horas de ensueño y satisfacción.
No dejemos que se pierdan en la insignificancia, en el anonimato de nuestro cerebro, en un cajón demasiado pequeño para albergarlas.
Repasa tu cabeza, tu lista de teléfonos, tu vida... y recupera lo que puedas, mantenlo fresco y revitalízalo, porque existen cosas que no volverán y no podrás actualizar.
No te quedes con la sensación de que a determinada persona te hubiera gustado decirle algo antes de perderla, de que tenías demasiada prisa en llegar a casa como para pararte a disfrutar de un bello arco iris o de degustar un café que te apeteció en ese momento, no dejes que la vida te lleve como si fueras una hoja caida del árbol y empujada por el viento, toma las riendas y marca los tiempos.
Dos enfermedades graves de dos personas muy cercanas a mi me han hecho reflexionar sobre lo importante, lo banal, lo indiferente y hasta lo imprescindible. Todavía estoy en la fase de separarlas, pero, por lo menos, ya no estoy en la fase de desconocerlas.